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El trato con el cliente

En una publicación anterior vimos los tipos de clientes y cómo tratar con cada uno de ellos, y en un comentario que nos hizo «Esperanza» en nuestra publicación, creemos que muchos lidiamos comúnmente con los clientes difíciles más que antes, tal vez tenga que ver con el desempleo, el estrés laboral o personal, la escasez económica o tal vez algunos clientes simplemente son así, es decir, siempre han sido clientes difíciles.

Por eso treaemos más características o tipos de clientes, para agregar que los que mencionamos anteriormente, eran los generales o los básicos, pero queremos que conozcan todos en detalles y cómo tratarlos para obtener una venta exitosa.

El cliente discutidor:
Son agresivos por naturaleza y seguramente no estarán de acuerdo o discutan cada cosa que digamos. No hay que caer en la trampa. Aquí tengo algunos consejos que sirven de ayuda para tratar este tipo de clientes:

  • Solicitarle su opinión.
  • Hablar suavemente pero firme.
  • Concentrar la conversación en los puntos en que se está de acuerdo.
  • Contar hasta diez o más.....

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El cliente enojado:
Cuando se trata de este tipo de clientes no hay que negar su enojo y decirle, "No hay motivo para enojarse". Esto lo enojará más. Aquí tengo algunas formas de manejar la situación:
  • Ver más allá del enojo.
  • No ponerse a la defensiva.
  • No involucrarse en las emociones.
  • No provocar situaciones mas irritantes.
  • Calmar el enojo.
  • No hay que prometer lo que no se puede cumplir.
  • Analiza a fondo el problema.
  • Hay que ser solidario.
  • Negociar una solucion.
 
El cliente conversador:
Estas personas pueden ocupar mucho de nuestro tiempo. Además de comprarnos algo, nos cuentan la historia de su vida. No hay que tratar de sacárselo de encima de un plumazo, se debe demostrar interés y tener un poco de paciencia, ya que el motivo real de su comportamiento es que se encuentran solas, si no dispone de mucho tiempo dígaselo de una forma delicada y paciente, por ejemplo: "Claro si señora, yo también tengo una historia parecida, y se la quisiera contar si tuviera más tiempo, pero le prometo que seguiremos conversando esta historia tan interesante la próxima vez que nos veamos".
 
El cliente ofensivo:
El primer pensamiento que se nos cruza al tratar con individuos ofensivos es volverse "irónico" o "ponerlos en vereda". ¡NO LO HAGA!. Lo mejor es ser amables, excepcionalmente amables. Esto los descoloca y hace bajar el nivel de confrontación al darse cuenta que ellos son los agresores no usted.
 
El cliente infeliz:
Entran en un negocio y hacen esta afirmación: "Estoy seguro que no tienen lo que busco". Estas personas no necesariamente tienen un problema con nosotros o con la empresa, su conflicto es con la vida en general. No hay que intentar cambiarlos, se debe procurar de mejorar la situación, mostrarse amable y comprensivo, tratando de colaborar y satisfacer lo que están buscando.
 
El que siempre se queja:
No hay nada que les guste. El servicio es malo, los precios caros, etc. etc. Hay que asumir que es parte de su personalidad. Se debe intentar separar las quejas reales de las falsas. Dejarlo hablar y una vez que se desahogue encarrillar la solución teniendo en cuenta el tema principal.
 
El cliente exigente:
Es el que interrumpe y pide atención inmediata. Esta reacción nace de individuos que se sienten inseguros y de esta forma creen tener más el control. Hay que tratarlos con respeto, pero no acceder a sus demandas.
 
El cliente coqueteador:
Las insinuaciones, comentarios en doble sentido con implicaciones sexuales, pueden provenir tanto de hombres como de mujeres. Se debe mantener una actitud calma, ubicada y de tipo profesional en todo momento. Ayudarles a encontrar lo que buscan y así se van lo más rápido posible.
 
El que no habla y el indeciso:
Hay que tener paciencia, ayudarlos, no hacerles preguntas donde su respuesta tiene que ser muy elaborada o conlleve a otra pregunta. Seguirles alternativas y colaborar en la decisión ya que aveces nos toca ayudarles a decidir, básicamente ellos quieren que los convenzamos y quieren ver en nuestros rostros una cara de asombro o felicidad al ellos utilizar el producto en demostración cuando sea conveniente que lo adquieran, eso si no nos aprovechamos de la situación.